Sabemos que las reservas de litio del salar de Atacama están ubicadas en zonas de importancia cultural para las comunidades indígenas, que habitan la zona desde hace miles de años. Por eso, como empresa tenemos la responsabilidad no solo de preservar sus tradiciones, sino también de generar valor y conservar el hábitat del salar de Atacama y el espacio territorial que comparte con las comunidades.
Por ese motivo, promovemos el trabajo colaborativo, con diálogo y respeto. Así, promovemos un trabajo colaborativo, con diálogo y respeto. Así, extendemos los beneficios de nuestra operación a las 18 comunidades indígenas que componen el Consejo de Pueblos Atacameños gracias a un inédito acuerdo de Cooperación, Sostenibilidad y Beneficio Mutuo firmado en 2016.
Este acuerdo recoge e incorpora los más altos estándares propuestos en la Declaración de las Naciones Unidas sobre Derechos de los Pueblos Indígenas y las normas establecidas por la OIT a través del Convenio 169 Sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes.
A través de este acuerdo de asociación, Albemarle se compromete a entregar anualmente el 3,5 % de las ventas. Esto se ha traducido hasta ahora en más de 80 iniciativas de inversión gracias al aporte de Albemarle, lo que incluye una planta fotovoltaica, redes de agua potable y alcantarillado, alumbrado público, construcción de sedes comunitarias, 500 becas de estudio, entre otros.
Su firma es resultado de un proceso de acercamiento, diálogo y colaboración entre las partes que se inició en 2012, cuando el Consejo de Pueblos Atacameños y las 18 comunidades que lo componen verificaron nuestra voluntad de establecer diálogos fructíferos. Justamente, el 75 % de las cláusulas de este acuerdo tienen relación con el cuidado y la protección del medioambiente.
Valor social en la región de Antofagasta
De esta forma, los beneficios de la actividad se comparten con las comunidades, además de tener la oportunidad de potenciar su propio desarrollo de acuerdo con el derecho a la libre determinación. Todo ello sumado al trabajo conjunto para garantizar el funcionamiento sostenible del salar de Atacama.
Es así como nos convertimos en una de las primeras empresas en Chile y en la industria minera en firmar un acuerdo de asociatividad con las comunidades vecinas a nuestra operación. A más de cinco años de su firma, el acuerdo es un ejemplo de la búsqueda del desarrollo compartido y de una relación de confianza y beneficio mutuo basada en el diálogo, el respeto y el reconocimiento.